domingo, 12 de agosto de 2012

A PROPÓSITO DE AGOSTO: RELÁMPAGOS

Hay libros que nos devuelven las ganas de vivir y qué mejor  haciéndonos morir de risa. Uno de ellos es "Los relámpagos de agosto" del escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia. (1928-1983). La recomendación no puede venir más que de otro gran escritor, maestro del humor y la ironía, Fernando Iwasaki. Ambos tienen en común el dominio del serio oficio de robarle a la inteligencia del lector una profusa carcajada.
"Los relámpagos de agosto", ganadora del Premio Casa de las  Américas de 1964, es una novela breve ambientada en la época posrevolucionaria de México, 1929, y relata las divertidas desventuras de un conspirador y sus compinches de armas, empeñados en fútiles luchas por el poder. Las referencias a ese importante momento histórico ocupan casi la totalidad de la novela, y dan lugar a la "otra historia" de un país que, a fuerza de vueltas y revueltas, a lo largo del tiempo ha ido desarrollando una democracia precaria en base a partidos políticos oportunistas, quizá como el resto de países latinoamericanos.
Al final, el autor incluye una "Nota explicativa para los ignorantes en materia de historia de México", la nota no puede se más alusiva a esta impenitente lectora, que al terminar de leer esta magnífica novela le queda claro que la historia de México es muy similar a la del Perú, ya Octavio Paz lo dijo en algún momento. 
La maestría literaria de Ibargüengoitia nos enseña el camino para deshacernos del papel de coreutas de las antiguas tragedias, ya que quizá nuestras historias sean verdaderas óperas bufas que necesitan ser desmitificadas.

jueves, 9 de agosto de 2012

UN ÁGUILA EN LA CIUDAD

Hay un águila en la ciudad. Vuela alto y se confunde entre las nubes. Cuando deambulo por parajes oscuros buscando objetos perdidos, acecha a la gente que camina junto a mí. Ayer no pude más, lo desafié en pleno vuelo. Fue un feroz combate. Ni sus ojos, ni su pico, ni sus garras me causaron un solo rasguño. Mientras me disponía a seguir mi trayecto, pensé que hay aves que merecen un mejor destino antes que se extingan, una escultura de sillar, por ejemplo.

miércoles, 8 de agosto de 2012

LA ERA DE LA CULTURA

Ayer asumió el cargo como nueva Directora Regional de Cultura, la flamante abogada, escritora y gestora cultural, Julia Barreda. En presencia de autoridades y amigos se comprometió a luchar por la defensa de nuestro patrimonio cultural y promover una política cultural aún inexistente en nuestra región. Además resaltó las acciones individuales que vienen realizando diversos artistas  y agentes, e hizo un llamado para unir sinergias en favor de un trabajo coordinado por la cultura en Arequipa.
Las condiciones en las que asume el cargo no son sencillas, ya que tiene que enfrentar varios procesos judiciales pendientes  que tienen que ver con la defensa de nuestro patrimonio; el más importante, sin duda, es la querella que el Ministerio de Cultura, a través de la Dirección, mantiene con la Municipalidad Provincial de Arequipa, por la construcción del mal llamado Palacio de Bellas Artes (ex Patio Puno) y la remodelación del balnerario de Tingo. En nombre de la modernidad y el progreso, la Municipalidad le ha quitado la estética a dos lugares representativos de la historia de nuestra ciudad.
Ójala en Arequipa  no se esté iniciando un proceso  de metamorfosis hacia la fealdad, como el escritor Antonio Muñoz Molina veía en las ciudades españolas en un artículo titulado "La era de la fealdad",  en el cual sostenía: "Lo que se ve, además, es que en todos estos años, sin que nos diéramos mucha cuenta, nos ha ido rodeando e invadiendo un océano de fealdad, un océano que ocupa desde los paisajes que parecían más deshabitados o remotos hasta el corazón de las ciudades. Es una fealdad pública y también privada; una fealdad a escalas inmensas y en tamaños reducidos y no por eso menos viles". Ójala la Municipalidad no termine convirtiendo a Arequipa en una ciudad horrible, como Salazar Bondy llamó a Lima; ójala la Municipalidad acate las normas que defienden nuestro patrimonio, y esto no significa que respaldamos la imagen de Arequipa como una arcadia colonial, sino que el respeto a las leyes es la mejor expresión de cultura que puede tener un pueblo.
En ese sentido, la designación de Julia Barreda resulta muy oportuna para esta difícil, pero no imposible tarea de convertir a Arequipa en una ciudad de la cultura por excelencia. Hay ejemplos sorprendentes, como Medellín, que de ser considerada en la década del noventa como la ciudad más violenta del mundo, pasó a ser una ciudad en la que hoy se respira convivencia pacífica gracias al importante rol que la cultura jugó en su transformación y en la que estuvieron involucrados tanto las autoridades, la comunidad, los artistas y los agentes culturales. Eso necesita Arequipa, una acción conjunta para poner a la cultura en el lugar que se merece, y Julia Barreda es la persona indicada para liderar esta titánica empresa. No en vano se nace al pie de un volcán como nuestro Premio Nobel de Literatura.