viernes, 13 de marzo de 2009

PALABRAS DE ARENA


Frente al mar siento el vaivén de las olas como un péndulo que me invita a entrar y salir. Todo viene y se va. El sol que durante el día ha abrasado mi cuerpo en medio de la arena, ahora se refugia en su ocaso, y me dice adiós a través de las aves que se van perdiendo a lo lejos.
Todos los bañistas se han ido. Solo yo no me he marchado. Escucho el bullir de las olas cada vez más intensas. Su lenguaje es el de las dudas. Se acerca y se aleja. Me toma y me deja. Mis pies sienten el cosquilleo de las aguas; mis rodillas, su frialdad. Mis manos, mi pecho, mi cabeza se sumergen en la noche; mis sueños naufragan otra vez. Mi pelo se despide de no sé quién.
En la arena han quedado unas huellas, y algunos cangrejos que se van escondiendo en sus pequeños agujeros. Debí haber ido tras ellos, porque al amanecer volverán a salir, en cambio yo encontraré la arena deshecha. Tal vez más tarde algunos niños me conviertan en castillos o esculturas de animales, pero ahora sé que solo soy un pez extraviado en el océano.