martes, 25 de agosto de 2009

UNA CASA, UN ÁRBOL


Siempre he sentido mucha curiosidad por conocer las casas donde viven las personas más aún si se tratan de escritores. Por eso me fui hasta Aracataca, sentía un gran impulso por visitar el lugar donde nació Gabriel García Márquez. Fue un trayecto muy largo desde Medellín hasta Santa Martha y de ahí al pueblo, donde llegué casi al mediodía. Todos los viajeros habíamos entrado en sopor por el calor intenso que hacía y fue como la antesala para entrar en un mundo alucinante.
Mientras iba recorriendo las calles, pude sentir que el pueblo transmitía el espíritu de Macondo. Los lugares más importantes llevaban los nombres de los personajes de las novelas y cuentos: Biblioteca Municipal "Remedios la bella", Hospital "Luisa Santiaga Márquez Iguarán", la tienda de Catarino, etc., incluso me dijeron que hace poco el alcalde había propuesto que el pueblo se llamara Macondo.
Luego de recorrer más calles con pequeños monumentos con pasajes alusivos a Cien años de soledad, por fin llegamos a la casa del escritor.

No pude creer que lo primero que nos recibió fueron unas hermosas mariposas amarillas que revoloteaban en el jardín exterior, según parece, estas abundan en el lugar porque vi que muchas viviendas también las tenían pintadas en sus frontis.
La casa perteneció a sus abuelos maternos y fue reconstruida hace poco. Forma parte de un extenso terreno donde hay varios compartimientos. Está pintada de color blanco y se distingue de las que están a su alrededor por el tamaño y la forma. En su interior, las habitaciones están vacías pero pronto serán amobladas con objetos que pertenecieron a la familia, es decir se convertirá en todo un museo que revivirá la época cuando García Márquez vivió en Aracataca.

Lo que más me llamó la atención fue el inmenso árbol que está en el patio interior. El guardián nos dijo que se trataba de un Suán que había desplazado al legendario castaño. Sin duda, muchos años después este árbol vendría a la memoria del escritor y ataría ahí a uno de sus más queridos personajes: José Arcadio Buendía. En realidad, nos ató a todos. Ahora somos parte de ese castaño.