Casi recién comienza junio y hay muchas cosas que celebrar, entre ellas, por ejemplo, una noticia que acabo de recibir: Ricardo Piglia ganó el premio Rómulo Gallegos con su novela Blanco nocturno. Si bien aún no he leído esa obra, imagino que será de la misma calidad e importancia que Respiración artificial, la cual sí leí e hice leer a mis alumnos en la universidad.
Quizá en estos momentos de tanta trascendencia para nuestro país, un libro como Respiración artificial resulte propicio para escribir algo en torno a lo que viene ocurriendo en el Perú. La novela del escritor argentino fue publicada en 1980, cuatro años después del golpe militar que hizo el general Videla, una de las dictaduras más sangrientas de América Latina; sin embargo, el libro de Piglia no se constituye en una denuncia explícita de ese atroz momento de la historia argentina, sino, como toda buena literatura, de una manera oculta y magistral nos muestra los tiempos oscuros que significaron esos momentos de miedo y opresión.
A través de cartas, el escritor Emilio Renzi cuenta una historia familiar, su relación con su tío Marcelo Maggi y la biografía que este desea escribir sobre Enrique Ossorio, un personaje histórico que linda en la ambiguedad de ser traidor o héroe. También interviene un polaco que se había refugiado en Argentina, y que tiene una insólita teoría sobre la relación entre Kafka y Hitler. En realidad, de manera encubierta Piglia hilvana una historia de tiempos sombríos, en la que los personajes de distintas generaciones terminan suicidándose.
Ese clima opresivo descrito en la novela que se convierte en asfixiante, me recuerda los nefastos momentos que vivió el Perú en la década de los noventa, en la que los peruanos soportamos una de las dictaduras más terribles de nuestra historia, por los crímenes y la corrupción avergonzante, con medios de comunicación al servicio del gobierno y un presidente y asesor colmados de cinismo.
Si bien ahora vivimos una democracia, en estas semanas posteriores a la primera vuelta electoral, se percibe en el ambiente una atmósfera que pareciera estar envenenando el alma de los peruanos. Tal vez este domingo 5 de junio a la mayoría se nos va a formar un nudo en la garganta cuando emitamos nuestro voto. La incertidumbre campea, es cierto, pero también la indignación por un pasado funesto que amenaza repetir. Solo queda respirar muy profundamente, tararear quizá una canción como "Vivir sin aire" y borrar de una vez el miedo, para tener derecho a contar una historia diferente.
QUIZAS NO TE ACUERDES DE MI PERO YO SI. ESTAS PRESENTE EN MI MENTE,DE VES EN CUANDO REVISO TU BLOG Y ME EMBARGA LA NOSTALGIA DE AQUELLOS TIEMPOS, SOLO ERA UN ADOLESCENTE; HEMOS CAMBIADO MUCHO FISICAMENTE AMBOS, VEO QUE VIAJAS MUCHO Y TIENES UNA PRECIOSA HIJA, PENSE QUE SEGUIRIAS LA CARRERA DE DERECHO O ELECTRONICA COMO TU HERMANO, PERO LO TUYO FUE LA LITERATURA. HAY ALGO MUY CURIOSO ASI COMO ENCONTRE TU BLOG POR CASUALIDAD TAMBIEN HE ENCONTRADO CON PERSONAS QUE TU CONOCES. HAY ALGO QUE QUIERO QUE SEPAS, PASO EN UN OTOÑO UNA TARDE CUANDO EL SOL SE COMENZABA A OCUTAR HACIA RESPLANDECER TU SILUETA PARECIAS UN ANGEL ENTRE TODAS LA PERSONA QUE JUGABAN BOLY ES UNA IMAGEN QUE NO HE OLVIDADO A PESAR DEL TIEMPO, EN ESE ENTONCES VIVIAS EN TOQUEPALA Y SOLO TENIAS UNOS 13 AÑOS. BUENO CHAU.
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