Recorrí todo Central Park de sur a norte con la esperanza de cruzarme en el camino con el gran Woody Allen. Estuve atenta a cada persona que tenía sus rasgos más característicos: su figura delgada, sus lentes gruesos, su cabellera revuelta. Leí en alguna revista que suele pasear en ese inmenso parque de Manhattan, pero no logré encontrármelo, También atravesé los puentes neoyorquinos que aparecen en sus películas, ni una señal; sin embargo, sentía que en alguna parte de Nueva York él estaba sentado en una banca o en un café escuchando una melodía de jazz.
He visto gran parte de su producción cinematográfica; he disfrutado y admirado Annie Hall, Manhattan y Hannah y sus hermanas, pero sin duda siento una mayor inclinación por sus más recientes películas, en especial Medianoche en París, A Roma con amor, y ahora Blue Jasmine. Justamente ayer se entregó el Oscar como mejor actriz a Cate Blanchett por su protagonismo en Blue Jasmine, en ese rubro también estaba nominada mi siempre favorita actriz Meryl Streep por Agosto: condado de Osage, que aún no he visto. La noticia no dejó de alegrarme, pero hubiera querido también que esta película obtuviera el galardón por mejor guion, ya que el nominado era el mismo Woody Allen.
Debo confesar que sus películas me enseñaron a ver la vida con humor, en especial me enseñaron a reírme de mí misma y del dramatismo del amor. Quizá ninguna película como Melinda y Melinda plantea tan bien la cuestión de la comedia y la tragedia a partir de una misma historia; o cómo se siente perderlo todo después de haber disfrutado de una desmedida riqueza, tal como le sucede a la protagonista de Blue Jasmine, que vive su propia tragedia.
El éxito de esta última película no se ha visto opacada por el escándalo que ha surgido a partir de las acusaciones que ha hecho la propia hija de Woody Allen sobre un supuesto abuso sexual, que el cineasta ha negado rotundamente. En realidad, es un verdadero drama que ha causado dolor a muchas personas, incluidos las que admiramos el talento del director neoyorquino. Es duro para cualquier persona que en los últimos años de su vida sobrevengan acusaciones de este tipo por parte de quienes han compartido parte de su vida. Estoy segura que Woody está luchando actualmente contra ese dolor. Las heridas quedan en el alma y se desbordan en la mirada. Personalmente, nunca vi la vejez en su rostro, su humor y genialidad lo cubrían todo en la pantalla.
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