sábado, 19 de septiembre de 2009

ESCRIBIR POR LA MAÑANA


Escribir muy de mañana, aunque sea pocas líneas o unas cuantas palabras, quizá sea el remedio a un terrible sueño como el que tuvo Gregorio Samsa. Convertidos en un insecto, ahogados en el mar, quemados en la hoguera, expulsados del paraíso, etc., pueden ser las imágenes que nos hacen sufrir mientras dormimos. Al despertar queda algo del miedo latente, un grito acallado, un insostenible nudo en la garganta, una necesidad imperiosa de huir, pero hacia dónde? Una ventana en el cuarto, una noche que no se va, un amanecer con un sol oculto. Afuera todos duermen aún. Una palabra basta para dar una pincelada de luz?

Encuentro al fin esta ilustración de Jean Michel Folon sobre La metamorfosis de Kafka, y el siguiente texto: "No entiendo mis imágenes y cada uno es libre de entenderlas como desee. Sólo he tratado de representar mis propios sueños con la esperanza de que, en ellos, otros puedan encontrar los suyos". Entonces cierro mis ojos y sueño que le robo sus sueños.

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