No sé exactamente cuándo me di cuenta que había emprendido ya un largo viaje al planeta Land. No sé si fue durante el sueño, a las diez de la mañana o un día en que todos los teléfonos del mundo comenzaron a sonar. Land me esperaba desde hace tiempo. Las estrellas me lo dijeron una noche cuando las contemplaba desde mi ventana, entonces supe que era el momento preciso para emprender la travesía.
No sé cuánto duró ese viaje. No sé cómo llegué hasta Land. Solo sé que había seguido a mi corazón. En el trayecto recordé las palabras de mi madre en la playa: "Haz lo que el corazón te dicta". Al llegar a Land supe que yo pertenecía ahí. Entonces fui inmensamente feliz.
jueves, 26 de agosto de 2010
domingo, 15 de agosto de 2010
CRUZANDO EL PUENTE
Uno de los cuentos que más me gusta de Yukio Mishima es aquel donde unas mujeres tienen que cruzar siete puentes para que se les cumplan sus deseos. Más allá de esta historia, en la literatura encontramos una serie de relatos con el mismo motivo. Es que el puente tiene una gran significación en nuestras vidas. El acto de cruzarlo no consiste solo en pasar de una orilla del río a otra. No, cruzar un puente es convertirnos nosotros mismos en un puente y llevar a otros al otro lado.
Yo he visto correr el río por largas horas mientras algunas personas atravesaban mi puente, algunas alcanzaban la otra orilla, pero otras caían sobre el agua, también había quienes se detenían en el medio y otras que nunca lo atravesaron. Yo era un puente que sostuvo el paso de muchos caminantes que anhelaban llegar al otro lado. Un día se resquebrajó uno de mis estribos y poco a poco el peso empezó a ceder, entonces mi puente fue a dar al río. De tanto haber visto correr el río, ahora soy un río que busca un puente donde determe.
Yo he visto correr el río por largas horas mientras algunas personas atravesaban mi puente, algunas alcanzaban la otra orilla, pero otras caían sobre el agua, también había quienes se detenían en el medio y otras que nunca lo atravesaron. Yo era un puente que sostuvo el paso de muchos caminantes que anhelaban llegar al otro lado. Un día se resquebrajó uno de mis estribos y poco a poco el peso empezó a ceder, entonces mi puente fue a dar al río. De tanto haber visto correr el río, ahora soy un río que busca un puente donde determe.
miércoles, 4 de agosto de 2010
martes, 3 de agosto de 2010
ENTRE EL CIELO Y EL SILLAR
La ciudad está construida en base al sillar. Pensar que un día el volcán se esparció sobre Arequipa para que en el futuro alarifes y escultores edificaran hermosas casonas, iglesias, conventos, etc. El color blanco predomina en sus calles céntricas, pero también podemos encontrar el color rosado en algunas construcciones coloniales. Cuando visitaba la Mansión del Fundador me llamó mucho la atención la pared celeste de uno de sus aposentos. Esa pared parecía haberse mimetizado con el cielo, o mejor dicho parecía que lo blanco y lo azul se hubieran conjuncionado en ese hermoso tono celeste. Por eso me pareció una pared celestial digna de escalar.
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