Hay libros que nos devuelven las ganas de vivir y qué mejor haciéndonos morir de risa. Uno de ellos es "Los relámpagos de agosto" del escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia. (1928-1983). La recomendación no puede venir más que de otro gran escritor, maestro del humor y la ironía, Fernando Iwasaki. Ambos tienen en común el dominio del serio oficio de robarle a la inteligencia del lector una profusa carcajada.
"Los relámpagos de agosto", ganadora del Premio Casa de las Américas de 1964, es una novela breve ambientada en la época posrevolucionaria de México, 1929, y relata las divertidas desventuras de un conspirador y sus compinches de armas, empeñados en fútiles luchas por el poder. Las referencias a ese importante momento histórico ocupan casi la totalidad de la novela, y dan lugar a la "otra historia" de un país que, a fuerza de vueltas y revueltas, a lo largo del tiempo ha ido desarrollando una democracia precaria en base a partidos políticos oportunistas, quizá como el resto de países latinoamericanos.
Al final, el autor incluye una "Nota explicativa para los ignorantes en materia de historia de México", la nota no puede se más alusiva a esta impenitente lectora, que al terminar de leer esta magnífica novela le queda claro que la historia de México es muy similar a la del Perú, ya Octavio Paz lo dijo en algún momento.
La maestría literaria de Ibargüengoitia nos enseña el camino para deshacernos del papel de coreutas de las antiguas tragedias, ya que quizá nuestras historias sean verdaderas óperas bufas que necesitan ser desmitificadas.
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