Acabo de enterarme que José Saramago falleció hace algunas horas.Qué vacío me deja su partida. Se me vienen a la mente varios de sus libros que leí con denuedo, pero sobre todo pulula en mi memoria La caverna. Su alma seguramente va atravesando ahora esa caverna que nos mostró en varias de sus páginas, esa caverna que ha hecho de nuestras vidas sombras que buscan denodadamente la luz. Saramago ha muerto pero nos deja una luz que se desprende de cada una de las páginas de sus inmortales libros.
Entre las innumerables citas del escritor portugués esta me gusta mucho:
“Un libro es casi un objeto. Porque si es verdad que es algo voluminoso, que se puede tocar, abrir, cerrar, colocar en un estante, mirar e incluso oler (¿quién no ha aspirado alguna vez el aroma de la tinta y el papel ya fundidos en una página?) también es verdad que un libro es más que eso, porque dentro lleva, nada más y nada menos, la persona que es el autor. De ahí que sea necesario tener mucho cuidado con los libros, enfrentarse a ellos dispuestos a dialogar, a entender y a tratar de contarles lo que nosotros mismos somos. Los buenos libros, que es de lo que aquí se trata, están hechos con la honestidad y el trabajo de autor, luego hay que tratarlos también con honestidad y sin regatear esfuerzos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario