jueves, 15 de octubre de 2009

INSTANTÁNEA

La diviso desde mi ventana. Su plumaje tiene el color ceniciento de la tarde. Toda la mañana ha perseguido al viento y al llegar el crepúsculo ha detenido su vuelo en lo alto de un ciprés. Sus pequeñas patas se aferran a las ramas. Parece que ha abandonado a su bandada. A lo lejos la imagino resguardando un pequeño nido. Su pico me señala el oriente. Aguardará la noche y se cobijará en mi sueño hasta que llegue el alba. Entonces mi ave extenderá otra vez sus alas hacia el sol naciente. La veré partir, pero desde mi ventana cuidaré su nido.



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